La política es disputa de poder, pelea por el sentido, rosca fina y cruce de pasillos. Entretelones es una sección para contar eso que no sale en ningún lado. Papelones, actitudes, pequeñas maniobras que muestran el lado B de la política. Porque a veces, lo que pasa por atrás del telón, también merece ser contado.
El exsecretario de Gobierno, Rubén Ruzicki, no se fue en silencio. Primero fue la carta abierta, publicada en redes sociales, donde dejó la frase que hizo ruido puertas adentro: “Los chupamedias son los primeros traidores”. Pero lejos de bajar el tono, en su paso por el programa radial “Cómo Seguimos”, redobló la apuesta con declaraciones que dejaron al descubierto el trasfondo de su salida.
En la entrevista, Ruzicki insistió en que su alejamiento no responde a un cansancio personal sino a un ánimo político que pareciera no entender. Según deslizó, sus proyectos personales, como la creación de nuevas secretarías, no lograron imponerse dentro del gobierno y, sumado a la derrota electoral, terminaron convirtiéndolo en el fusible que saltó.
Lo que se dice en los pasillos
Dirigentes y funcionarios se expresaron en off al respecto: «Se hubiese ido bien, hubiera agarrado lo que Miguel le ofreció y listo. No le daba para estar ahí». Desde partidos opositores a la gestión expresaron: «Este tipo, ¿qué se comió? Leí la carta abierta que hizo circular. Se auto sobrevalora».
Soltar
En definitiva, la dimisión de Ruzicki no quedó como un trámite administrativo más, al menos para él. Su carta y sus declaraciones lo colocan en un rol incómodo para el oficialismo: el de alguien que ya no tiene nada que perder.